Real Decreto Legislativo 1/2001: "constituyen el dominio público hidráulico (...): las aguas continentales, tanto las superificales como las subterráneas renovables, los cauces de corrientes naturales, continuas o discontinuas, los lechos de los lagos y lagunas y los de los embalses superficiales en cauces públicos, los acuíferos, a los efectos de los actos de disposición o de afección de los recursos hidráulicos, así como las aguas procedentes de la desalación de agua de mar"
Por lo tanto, según la definición anterior, todas las actuaciones que se lleven a cabo en zonas de DPH implican que se tienen que gestionar una serie de solicitudes (VER ENTRADA AUTORIZACIONES Y LICENCIAS) de actuación ante el Organismo de Cuenca correspondiente para que se conceda la correspondiente Autorización.
Normalmente en la autorización se indica la duración permitida de los trabajos y las condiciones en que éstos deben realizarse para afectar lo menos posible a la dinámica fluvial. Tras la finalización de las obras, se ha proceder a la restitución del cauce y entorno a su situación original retirando todos los materiales incluidos los depositados en el cauce y revegetando las orillas.
Cuando las aguas, tanto de escorrentía como de infiltración se vierten al terreno natural o incluso directamente al cauce, deben estar totalmente libres de contaminación (turbidez, Ph, etc.), de otro modo, son consideradas como un vertido. Cuando en el Plan de Obra se contempla la posibilidad de contaminación del DPH por escorrentías procedentes de las obras, es necesario llevar a cabo una serie de prácticas que conduzcan a minimizar este impacto. Esta serie de prácticas son las que se desarrollan a continuación:
Las grandes explanaciones, taludes y terraplenes de amplia superficie, durante su ejecución deberán contar con la (1) instalación de cunetas perimetrales, que canalicen el agua de escorrentía de las lluvias, los arrastres de ésta y los posibles escapes o derrames. Si existe riesgo de entrada de aguas exteriores a la obra, se debe implantar una cuneta de protección en los límites por los que pueda entrar la escorrentía superficial para evitar que el agua entre en zona de obra. En las siguientes fotografías se puede observar la instalación de estas cunetas ( de hormigón, en tierra) en diversos puntos:(2) Las aguas que se generan por la escorrentía, debido a periodo lluviosos y arrastres, éstas han de ser sometida a un proceso de decantación previo a su salida de la obra, los cuales pueden ser
:-instalación de barreras de sedimentos:
balas de paja, geotextiles,etc.: se suelen colocar a los pies de los terraplenes cuando el cauce del río este próximo. Cuando se utilizan balas de paja, como es el ejemplo de la fotografía, deben enterrar estas al menos, a unos 10cm. y fijarlas al terreno mediante estacas clavadas en su parte central. Tienen una vida limitada de 3 meses, debiendo reponerse cuando se deterioren y retirarse los sedimentos acumulados periódicamente. De la misma forma, también es común, aunque menos efectivo utilizar como barrera malla geotextil. Estas medidas son preventivas y temporales, por lo que, deberán ser retiradas de las inmediaciones de los cauces una vez finalicen las obras.A continuación vemos varios ejemplos de estas medidas:
- ejecución de zanjas transversales: estas zanjas se utilizan cuando existen grandes explanaciones y plataforma con elevadas pendientes. Su función es la de reducir la velocidad del agua y con ello disminuir los posibles arrastres. Para que sean efectivas, deben desembocar en una balsa de decantación ( ver número 3). Varios ejemplos se observan en las ilustraciones.
(3) Una balsa de decantación son utilizadas para adecuar la calidad de las aguas antes de que éstas se integren en los lechos de los ríos. Se abren en el terreno y deben contar con la extensión adecuada a la cantidad de arrastres que existan en la obra.
Para que sean efectivas, se debe hacer un estudio previo de la zona para detectar los puntos de escorrentía y conocer el punto clave en el cual se deberán de situar. Es muy importante la adecuación de las balsas para que surjan efectos, debiendo asegurar correctamente el cierre de la salida con balas de paja o malla geotextil. El mantenimiento del decantador y la limpieza de las misma será fundamental para su correcto funcionamiento. Es esencial que éste proceso de revisión se realice todos los días, sobre todo, después de periodos de lluvia.
(4)Cuando, por la existencia de un curso de agua fluvial, permanente ó discontinuo, se contemple la posibilidad de afección al DHP, otra alternativa es la de cobertura del mismo, es decir, la canalización temporal del mismo, para lo cual, es necesario solicitar una Autorización además de restaurar la zona afectada llevándola a su estado original, una vez que finalicen las obras. Para la implantación de esta medida preventiva, se deberá calcular el diámetro de los tubos a utilizar, teniendo en cuenta el caudal máximo probable para el periodo de tiempo determinado.
(5) En ocasiones excepcionales, cuando el cauce fluvial discurra muy próximo a las obras, y siempre con la solicitud de la Autorización correspondiente, se puede tomar como medida preventiva la instalación de areneros dentro del lecho del río, para que acortar el recorrido a los posibles arrastres que se puedan verter al mismo.
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